Los planes preventivos a medida que creamos los veterinarios suelen pasar a través de una correcta vacunación y una desparasitación tanto interna como externa, que se adaptan a las circunstancias de cada animal para proteger su salud y la de toda la familia.
Una correcta vacunación previene a tu mascota de contagiarse de parvovirus, rabia, leptospira, moquillo, rinotraqueitis… y una larga lista de enfermedades que pueden ser muy graves e incluso terminar con el fallecimiento del animal.
Además, algunas de estas enfermedades como la Leishmania o los parásitos como las lombrices pueden transmitirse a las personas, enfermando también los dueños de los animales.
Tanto las vacunas anuales como las desparasitaciones son muy importantes para poder proteger la salud de nuestra mascota, pero a veces necesitamos un extra para confirmar que nuestro peludo se encuentra perfectamente.
Un ejemplo de esto son los análisis de sangre que podemos realizar anualmente donde comprobamos que no exista Leishmania, que todos los valores de los órganos estén correctos y en caso de encontrar algún valor alterado nos permite actuar con rapidez antes de que haya síntomas graves.
Otra práctica que recomendamos llevar a cabo es controlar el peso de nuestra mascota cada tres meses. Es decir, pasarnos a chequear sus desparasistantes y su peso en cada cambio de estación para ver si la alimentación que está llevando es la óptima.
Recordamos que la obesidad en mascotas puede degenerar en diabetes, ceguera, problemas de movilidad… entre otras muchas patologías, por lo que es importante tener el peso de nuestra mascota controlado.
¿Cada cuánto tiempo debo llevar a mi mascota al veterinario?
No hay un espacio de tiempo exacto, pero como recomendación general podemos decir que la debes llevar una vez cada tres meses para controlar las pastillas desparasitantes y las vacunas. Aunque si en ese espacio de tiempo notas algún síntoma (mocos, tos, alopecia…) debes llevarlo inmediatamente para comprobar su estado de salud.