La procesionaria del pino es un animal conocido y peligroso para nuestros compañeros caninos, y también para nosotros. Estas orugas están cubiertas de pelos urticantes que se desprenden y provocan irritación intensa y reacciones alérgicas en la zona de contacto, produciendo necrosis de la zona si no se trata de forma rápida.
¿Qué hacer si nuestro perro entra en contacto con esta oruga?
Lo primero que debemos hacer es lavar la zona con agua caliente, ya que la toxina que produce la procesionaria es termolábil, lo que significa que se desactiva con el calor. Hay que hacerlo de forma rápida, es fundamental para evitar la necrosis y las secuelas posteriores.
A continuación, debemos acudir al veterinario que se encuentre más cerca y lo antes posible, ya que es necesario inyectar corticoides que detengan el efecto de la procesionaria.
Además, el veterinario le administrará otros cuidados para reducir la inflamación y evitar secuelas.
Cuanto más se tarde en actuar, más probabilidades habrá de que queden secuelas permanentes como pérdida de la lengua, piel o incluso muerte del animal.
¿Cuándo es temporada de procesionaria?
A finales de invierno y principios de primavera (normalmente entre febrero y abril) es cuando bajan en procesión (de ahí su nombre común) para buscar un lugar en el que enterrarse y formar la crisálida. Es en este momento cuando suponen un peligro para niños y mascotas.
¿Qué síntomas puede presentar mi mascota?
Normalmente afecta a la lengua, boca y labios del animal. También puede afectar a los ojos si los pelos quedan clavados en la córnea.
En ocasiones puede provocar vómitos en menor medida y de forma poco frecuente shock hipovolémico o dificultad respiratoria.
Los pelos urticantes producen una reacción inflamatoria prolongada, ya que se quedan clavados en la zona. Recuerda: si no se trata rápidamente puede producir necrosis y muerte del tejido.